Energía solar: Todo lo que tienes que saber
La emergencia climática está haciendo que, ahora más que nunca, revisemos las acciones que están a nuestro alcance para reducir nuestro impacto medioambiental. Una de las acciones que podemos tomar tanto personas como empresas es utilizar energías renovables en lugar de combustibles fósiles. Hoy hablamos de la energía solar.
¿Qué es la energía solar?
La energía solar es una energía renovable obtenida a partir de la radiación electromagnética del Sol. Se trata de una energía renovable porque se obtiene de una fuente natural e inagotable, en este caso el Sol.
¿Cómo se produce la energía solar?
La energía solar se puede captar a través de células fotoeléctricas (que conforman los paneles fotovoltaicos que todos conocemos), heliostatos o colectores solares, que posteriormente la transforman en energía solar térmica (a través de la temperatura) o energía solar fotovoltaica (a través de la luz). También puede aprovecharse de forma pasiva con técnicas de arquitectura bioclimática y sostenible, como veremos a continuación.
La energía solar es una de las fuentes de energías renovables más fáciles de producir, especialmente la solar fotovoltaica, lo que está haciendo que se esté extendiendo su uso en las zonas climáticas con más horas de sol. Y España no es una excepción a esta regla – aunque todavía tenemos mucho margen de mejora para seguir transformando la energía procedente de fuentes no renovables (petróleo o carbón) en proveniente de fuentes renovables.
¿Qué tipos de energía solar existen?
Dependiendo del origen y procesamiento de la energía solar, podemos dividirla en diferentes tipos:
Energía solar térmica
La energía solar térmica aprovecha la energía del sol para producir calor, que posteriormente se usa como fuente de energía tanto a nivel doméstico como a nivel industrial, transformando esta energía en energía mecánica y a partir de ella en energía eléctrica.
En el caso de la energía doméstica, estaríamos hablando de una instalación solar térmica de baja temperatura, con una instalación formada por colectores o captadores solares instalados en el tejado o en una parte soleada del edificio. Estos capturan la radiación solar y la convierten en calor, que se hace pasar por un circuito de tubos metálicos que genera suficiente energía para el uso habitual en un hogar: agua caliente y calefacción.
Pero la energía solar térmica también se puede aprovechar a gran escala. Hablamos de la planta termosolar o central térmica solar, grandes extensiones de terreno con colectores de energía solar de alta temperatura. Estas instalaciones operan a temperaturas superiores a 500ºC: transforman la energía térmica en energía eléctrica para abastecer a la red eléctrica tradicional, pudiendo abarcar grandes zonas de territorio. Además, las tecnologías actuales permiten almacenar el calor de una forma muy económica, pudiendo transformarla posteriormente en electricidad a medida que se necesita, regulando así la producción.
Energía solar fotovoltaica
Al contrario que la energía solar térmica, la energía solar fotovoltaica consiste en obtener directamente la electricidad a partir de la radiación solar. Esto se consigue gracias a la instalación de paneles solares fotovoltaicos, que cuentan con células de silicio que transforman la luz y calor del sol en electricidad. Igual que en el caso de la solar térmica, estos paneles o placas solares pueden instalarse tanto a nivel doméstico en edificios y casas, como en grandes instalaciones – las conocidas como plantas fotovoltaicas.
Las placas fotovoltaicas no producen calor, por lo que esta energía no se puede almacenar; sin embargo, los excedentes de la energía solar fotovoltaica pueden verterse a la red de consumo, lo que se conoce como “excedente fotovoltaico”. Gracias a las placas fotovoltaicas se ha democratizado enormemente el autoconsumo de energía, es decir, que cada hogar pueda producir su propia electricidad para el consumo propio.
Energía solar pasiva
La energía solar térmica y fotovoltaica utilizan diferentes tecnologías para captar y procesar la energía del sol – es lo que se conoce como energía solar activa. Pero también podemos aprovechar esta energía de forma pasiva, es decir, sin necesidad de ningún mecanismo que la recoja y la trate.
La energía solar pasiva se consigue principalmente con la arquitectura bioclimática: un principio de diseño de edificios donde, con el uso de diferentes materiales y orientaciones, se consigue utilizar la energía captada durante el día para mantener el edificio cálido durante la noche, o evitar el calor excesivo durante las horas de más sol. Aunque todo esto puede parecer muy moderno y tecnológico, en realidad es una de las maneras más antiguas de aprovechar la energía solar: adaptar los edificios a la climatología de la zona para conseguir una climatización perfecta en cada momento.
¿Cuáles son los beneficios de la energía solar?
Aunque hay otros tipos de energías renovables (como la eólica, hidráulica o geotérmica), la energía solar se ha popularizado como una de las energías renovables más fáciles de producir y ha democratizado el acceso a fuentes de energía verde. Vamos a listar algunas de las ventajas y beneficios de este tipo de energía:
- Es ecológica, una fuente inagotable (el Sol estará con nosotros durante los próximos millones de años), y su transformación en energía térmica o fotovoltaica no produce residuos (al contrario que la nuclear o que las energías fósiles).
- Tiene un menor impacto en el medio. Aunque otras renovables son también inagotables y sin residuos, el impacto de la solar es menor. Por ejemplo, los aerogeneradores de eólica tienen un impacto negativo en las aves, igual que las instalaciones hidráulicas en los peces de los ríos. Esto no sucede con las instalaciones solares.
- Es reaprovechable. Uno de los problemas de las energías renovables es que son irregulares (dependen de que sople el viento, de que baje el río, de que suba la marea o de que luzca el sol). Pero gracias al progreso tecnológico ahora ya se puede almacenar la energía solar para transformarla en electricidad según demanda, o aprovechar los excedentes generados.
- Es democrática. La instalación de los paneles solares ha ido bajando de precio paulatinamente, por lo que casi todo el mundo puede acceder al autoconsumo solar con placas solares propias en su hogar o edificio de vecinos. Una manera de autoabastecimiento incluso para núcleos aislados de la red.
- Es adaptable. Desde instalaciones particulares de pocos metros cuadrados a grandes zonas de producción de energía ubicadas en plantas solares, la energía solar se adapta a todo tipo de necesidades, terrenos y sociedades.
- Genera riqueza, empleo y contribuye al desarrollo sostenible. La reconversión del sector y el desarrollo de carreras relacionadas con la energía solar son cada vez más importantes, abarcando sectores que van desde ingenierías, instalación y operatividad.
- Reduce el uso de combustibles fósiles, por lo tanto de importaciones energéticas de petróleo, y nos permite así ser más autosuficientes como sociedad.
Autoconsumo y energía solar
A lo largo de este post hemos repetido varias veces que la energía solar es la mejor manera de ser autosuficientes en cuanto a la producción de energía. Y es que si nos preocupa el medio ambiente y de dónde proviene la electricidad que gastamos en nuestro hogar, lo mejor es producirla nosotros mismos.